En su reunión de política monetaria de octubre de 2016, el Banco Central de la República Dominicana decidió aumentar su tasa de política monetaria (TPM) en 50 puntos básicos, de 5.00% anual a 5.50% anual, efectivo el 1 de noviembre. De acuerdo al esquema de gestión de liquidez de corto plazo del BCRD, la tasa de depósitos remunerados (overnight) se aumenta de 3.50% a 4.00% anual y la tasa de facilidades de expansión (repos), se incrementa de 6.50% a 7.00% anual.
La decisión en torno a la tasa de referencia tiene un carácter preventivo y persigue generar certidumbre a los agentes económicos. Esta medida toma en consideración el balance de riesgos en torno a las proyecciones de inflación, las expectativas del mercado, el contexto macroeconómico interno, así como el entorno internacional relevante para la economía dominicana; en particular las expectativas al alza de las tasas de interés de la Reserva Federal (FED), la tendencia reciente de mayores precios internacionales de petróleo y la incertidumbre que ha generado en mercados internacionales el proceso electoral de Estados Unidos de América (EUA), entre otros. En septiembre, la tasa interanual de inflación se situó en 1.35%, mientras la inflación acumulada alcanzó 0.35% al cierre de ese mes. Asimismo, la inflación subyacente interanual, relacionada con las condiciones monetarias, ascendió a 1.78 por ciento.
Si bien la inflación se ha mantenido de forma persistente por debajo del rango meta y la economía ha crecido a tasas por encima de su potencial, este comportamiento obedece al choque positivo de oferta, asociado principalmente a la caída de los precios internacionales del petróleo. No obstante, durante los últimos meses se ha observado un incremento gradual en los precios del petróleo, mientras las proyecciones señalan que este proceso continuaría en el horizonte de política. En ese sentido, las proyecciones de inflación para 2017 indican una moderada tendencia al alza, lo que podría implicar potenciales riesgos de desvíos de la meta de inflación de 4.0% ± 1.0%. De la misma manera, mayores precios del petróleo tendrían un impacto sobre el resultado proyectado de la Cuenta Corriente. Igualmente, según datos de la Encuesta de Expectativas Macroeconómicas, se observa un comportamiento al alza de las expectativas de inflación del mercado por parte de los agentes económicos.
En el entorno externo, Estados Unidos de América registró una tasa de crecimiento de 1.5% interanual en el tercer trimestre del año, superando las expectativas del mercado para ese período. Este resultado fortalece la probabilidad de que la Reserva Federal retome el camino de la normalización de su tasa de política monetaria en los próximos meses. Según la información más reciente de Consensus Forecast, EUA crecería 1.5% en 2016 y 2.2% en 2017. Cabe destacar que en los mercados financieros internacionales se ha presentado cierta incertidumbre ante el proceso electoral de EUA y su posible impacto en las condiciones de liquidez externa. Ante la incertidumbre electoral en EUA, algunas economías emergentes, como es el caso de México, han presentado volatilidad en sus mercados cambiarios.
Por otro lado, la Zona Euro (ZE) se expandiría a tasas interanuales en torno a 1.6% en el presente año, apoyada por el desempeño de Alemania (1.8%) y España (3.1%). Para el 2017, esta región experimentaría una moderada desaceleración, creciendo 1.3% interanual, probablemente influenciada por el impacto del Brexit.
En América Latina, Consensus Forecast espera una contracción de la actividad económica de -0.3% este año, ligeramente mejor a las proyecciones anteriores de -0.5% para la región. El bajo crecimiento proyectado para América Latina en este año se explica por recesiones importantes en países como: Venezuela (-10.3%); Brasil (-3.2%); Ecuador (-2.0%); y Argentina (-1.6%). Es importante señalar que contrario a lo que pasa con estas economías exportadoras de commodities, las economías de Centroamérica, importadoras de petróleo, se han mantenido creciendo con bajos niveles de inflación en 2016. Para 2017, América Latina crecería en torno a 2.1%, siendo Venezuela (-3.5%) la única economía que se mantendría en recesión.
En el ámbito doméstico, la actividad económica continúa expandiéndose a un ritmo superior a su potencial. En enero-septiembre, el Producto Interno Bruto (PIB) real creció 6.9% interanual y las previsiones actuales indican que el crecimiento económico al cierre de año sería de 6.5%, el más alto de América Latina por tercer año consecutivo. En la medida que se disipe el choque positivo de oferta, es decir que los precios del petróleo presenten una trayectoria al alza, el PIB real convergería a su nivel potencial en el horizonte de política. En el sector financiero, el crédito al sector privado en moneda nacional se expande a una tasa en torno a 12.0% interanual en el mes de octubre, creciendo por encima del PIB nominal y más allá de lo contemplado en el Programa Monetario.
En el sector fiscal, el gasto público se ha desacelerado notablemente en la segunda mitad del año y se esperaría que al cierre de 2016 el déficit se aproxime a lo estipulado en la última proyección del Presupuesto Nacional, consolidándose en torno a 2.3% del PIB para el año siguiente. Por el lado de las cuentas del sector externo, el déficit de cuenta corriente cerraría 2016 con un déficit cercano a 1.7% del PIB. Este contexto de fundamentos macroeconómicos sólidos, unido a la decisión preventiva del Banco Central de aumentar su Tasa de Política Monetaria, contribuye a mantener condiciones propicias para acumular reservas internacionales y promover la estabilidad relativa del mercado cambiario.
El Banco Central reafirma su compromiso de continuar conduciendo la política monetaria orientada al logro de su meta de inflación y al mantenimiento de la estabilidad macroeconómica, a la vez que seguirá monitoreando la evolución de la economía mundial y la coyuntura doméstica, a fin de adoptar las medidas necesarias ante riesgos sobre la estabilidad de precios y el buen funcionamiento de los sistemas financiero y de pagos.